Cómo tener un parto lo menos medicalizado posible

Poder tener un parto lo menos intervenido posible, es una inquietud que seguramente tendrás si estás embarazada. Y hoy te daré unas simples claves que pueden ayudarte a llegar a ello.

Durante estas últimas semanas ya te he ido contando qué es lo que nos hacía temer tanto este momento: 

EL MIEDO A LA INCERTIDUMBRE, LA DESINFORMACIÓN, LOS MITOS Y LA PROPAGACIÓN DE RELATOS DE TERROR (a través del cine, la televisión… ¡o tu vecina la del quinto!).

Esta desinformación se traduce en una absoluta desconfianza por el funcionamiento del cuerpo.

Habitualmente no solemos dudar de nuestros pulmones para respirar o de nuestro corazón para latir. Sin embargo, sí que dudamos frecuentemente de nuestro cuerpo para parir (Te recuerdo que parimos con todo nuestro cuerpo, no solo con el útero) atendiendo a la mortalidad infantil de otras épocas (sin tener en cuenta el contexto y si son reales los datos o no), a experiencias más o menos actuales de conocidas (sin tener información veraz de cómo fue realmente la historia completa del parto) o a protocolos desactualizados no basados en evidencia científica. 

También está muy presente la idea de que dar a luz por cesárea es más “controlable” que hacerlo de forma vaginal haciendo que puedas llegar a temer al parto fisiológico e incluso te sientas incapaz de afrontarlo.

Tras este recordatorio de estas semanas, hoy vengo a decirte lo más importante:

Siempre que las circunstancias sean las adecuadas (embarazo de bajo riesgo u otras circunstancias que hagan tener que ir al Hospital antes por un motivo médico, etcétera) para tener un parto lo menos intervenido posible, es hacer la dilatación en un entorno en donde te sientas segura, en un lugar conocido y acogedor como el hogar.

Rodearte de todo lo que hace que segregues oxitocina (lo que te genere, placer, calma, bienestar, alegría, confianza…), va a ir a favor de un progreso natural del parto, de que dilates en casa hasta donde necesites, llegando justo en el expulsivo al Hospital.

El parto es un evento fisiológico que no concuerda, entre otras cosas, con los horarios hospitalarios faltos de tiempo y de acompañamiento para la fase de dilatación. Así que esto requiere coger herramientas para sentirte capaz de dilatar en casa.

Y entre ellas está la elección de la persona/ personas que te van a acompañar en el parto y otorgarle/s el papel que necesites para sentirte segura, cuidada, protegida. Amada.

Sin embargo, para tener una buena experiencia de parto, es imprescindible también tener una mirada abierta ya que, hay muchas variables que pueden aparecer durante el proceso, a pesar de haberte preparado mucho previamente para una experiencia lo menos intervenida posible.

Para preservar la buena vivencia de la experiencia de parto, lo más importante suele ser entender el motivo de la necesidad de cada intervención, de cada medicación, de cada propuesta sanitaria que aparece durante el proceso. Ya que si te quedan dudas de que lo que se te propone o aplica es un protocolo sin indicación médica detrás, cambia totalmente la vivencia frente a saber que sí que la tiene, entenderlo y sentirse partícipe de la toma de decisión.

Es importante por esto que estés previamente informada con una base que te haga sentir segura para sentirte dueña del proceso.

El parto es un momento en que difícilmente la mente estará tan receptiva como en el embarazo por una cuestión hormonal, así que las explicaciones que te den entonces deben ser claras, cortas y sencillas.

En resumen, lo que te garantiza una buena vivencia es estar informada, dilatar en casa en un entorno que te haga sentir segura, ser partícipe de las decisiones, entender cuando aparece la necesidad de intervención y cuando no estés segura, saber qué preguntas realizar y cómo realizarlas para llegar a la respuesta que necesitas.