Aprende a poner límites en tu maternidad

El precio de nunca poner límites es más alto de lo que imaginas.  

Muchas veces, en nuestro afán por agradar y ser aceptadas, nos desdibujamos lentamente. 

Al tolerar y aceptar todo lo que los demás quieren, terminas diciendo «sí» cuando en realidad quieres decir «no», sacrificando tu bienestar personal por cumplir con las expectativas de los demás. 

Cada «sí» que dices en contra de tu voluntad es un «no» que te dices a ti misma. 

Esta constante complacencia puede llevarte a acumular frustración y resentimiento, y a sentirte atrapada en situaciones que no te hacen felices. 

Dejar de poner límites supone aceptar situaciones que atentan contra tu bienestar, acumulando maltratos y frustraciones solo por «caer bien». Permitiendo que los demás te cambien, te moldeen y te redefinan en lugar de ser aceptada y amada tal como eres

(Hasta que un día explotas mandando todo a la porra.) 

Seguro que recuerdas a esa persona que insistía en visitarte a diario en tu posparto, a pesar de que le habías pedido un poco de espacio. O a alguien que criticaba constantemente tu maternidad, mientras tú permanecías en silencio. Estos son claros ejemplos de situaciones en las que necesitas poner límites. 

Cuando pones límites en tu maternidad, te estás diciendo a ti misma: «Me quiero y me cuido». Jamás es rechazo. 

Es un acto de respeto y amor hacia ti misma y hacia los demás. Y nunca significa que eres egoísta o ¨mala persona¨.  

Al contrario, cuando decides establecer límites, te cuidas, proteges tus valores y actúas desde el amor propio. 

Si te cuesta poner límites puede ser debido a una falta de autoconfianza en ti misma, por miedo al rechazo, a quedarte sola o a dañar relaciones. En una sociedad que valora a la «madre abnegada», decir «no» puede parecer imposible. Sin embargo, es importante recordar que: 

LOS LÍMITES NUNCA SON PARA LOS DEMÁS. SON PARA TÍ 

Nuestra cultura te ha hecho creer que, si otra persona hace algo que te molesta, es ella quien debe cambiar. Pero pretender controlar a los demás (léase suegra, madre, amiga) es imposible

Por el contrario, sí que puedes decidir cómo reaccionas ante sus acciones, estableciendo límites claros y saludables para tu propia conducta y eligiendo lo que vas a permitir. 

Por esto, la autoconfianza aquí es la clave ya que te dará la fuerza para defender tus límites y no dejar que nadie te haga sentir mal por ello. 

Te permite ser tu misma sin renunciar a lo que eres por ¨agradar¨ o ¨quedar bien¨. Abriendo además la puerta a relaciones auténticas y nutritivas, libres de resentimiento y presiones.  

No mostrar quién eres realmente conlleva el riesgo de que la otra persona no sabe a quién tiene enfrente y eso va dañando la confianza.  

Cuando nunca te permites decir lo que sientes o piensas, terminas estafándote a ti misma y al otro

En resumen, recuerda que: 

  • Los límites nunca destruyen ni separan. Facilitan el autoconocimiento y te hacen libre al elegir lo que realmente deseas. 
  • Es posible establecer límites de manera amorosa y firme, con empatía y asertividad y honrarlos para relacionarte de una manera sana con los demás. 
  • Escuchándote y respetándote a ti misma, tendrás la autoconfianza suficiente para decir ¨no¨ a pesar de la reacción de los demás.  

Imagina una nueva vida hablando con seguridad, comunicándote con firmeza y eligiéndote a ti misma, sin miedo a las etiquetas. 

Solo estás a un paso de comenzar la transformación a esa vida haciendo click aquí:

https://oritza.org/psicoterapia-en-maternidad-y-crianza/