Muchas veces sientes que ya no eres la misma que eras antes de ser madre. No te sientes mejor, tampoco peor, pero si distinta.
A veces te buscas en esa mujer que fuiste y no te reconoces. Esa mujer ya parece no existir.
A menudo recuerdas lo que antes de ser madre hacías, lo que entonces te apasionaba, las personas con las que solías compartir tu vida, pero parece que nada de eso te llena hoy.
Sin embargo, otras veces parece sucederte al contrario, como si necesitaras volver a esa tú de entonces, esa que ya no está. Sintiendo añoranza, resistiéndote al cambio. Como si la mujer que ahora está te diera miedo. Como si tampoco pudieras identificarte con quien ahora eres, como si lo que ahora tienes no te gustara.
Esta ambivalencia es normal. La soledad, el cansancio, la falta de tiempo para nosotras, la frustración…
En esos momentos puedes llegar a sentir que todo está patas arriba.
Tu relación de pareja ha cambiado. Y también lo han hecho la relación con tu familia y amigas.
Algunas de estas personas se irán…
…Y otras nuevas aparecerán.
Ha cambiado también la visión y la relación que tenías con tu trabajo. Puede que un trabajo que antes te gustaba y motivabba, ahora odies. O quizá haya cambiado también tu forma de trabajar.
A muchas mujeres incluso, nos cambia la visión que teníamos de la sociedad en la que vivimos y nos sorprendemos dando un lugar en nuestra vida al feminismo.
La maternidad es dura y más en esta sociedad que nos presiona para ser madres pero luego no nos acompaña.
🔸Abraza a tu yo de hoy y a quien entonces fuiste. Sigue ahí. De otra manera, pero está. Esa también eres tú.
🔸No estás loca. Permítete esa ambivalencia. Si la sociedad fuera mas amable con las madres, otro gallo cantaría.
🔸No eres mala madre, ni mala persona por desear soledad, tiempo para tí o arrepentirte por haber sido madre. Aunque no nos lo digamos, estas emociones son bastantes comunes en todas.