Nuestros hijos recordarán…

Nuestros hijos recordarán si los hemos amado.

Recordarán ese amor que no es accesible a los recuerdos pero que deja huella en la piel.

Recordarán los abrazos, los besos, las nanas, las caricias y las miradas.

Recordarán en su cuerpo que les hemos sostenido, calmado y alimentado.

Recordarán nuestra presencia o nuestra falta de ella.

Nuestros bebés recordarán la fusión emocional. Que no es más que el comportamiento natural y sano que se da entre la madre y el bebé, tras atender a las señales que este nos indica con su cuerpo y su llanto para poder sobrevivir y crecer.

Porque los humanos no solo nos alimentamos y nutrimos de comida; también lo hacemos de amor y de placer. Y estos están en la piel, en las caricias, en los besos y, en definitiva, en el cuerpo.

Porque el amor no malcría.

Los brazos no malacostumbran.

No existen ni la mamitis ni los bebés enmadrados como algo negativo.

Tampoco existe el exceso de apego.

Lo que si existe es una sociedad enferma que patologiza la necesidad de todos los bebés humanos de estar con su figura de apego principal (la madre), como fuente de su supervivencia y bienestar emocional.

La mayoría de las mujeres de Occidente vivimos la maternidad llena de culpa en una sociedad que nos envía de forma constante, mensajes claros sobre lo defectuosas que nomos nosotras y nuestros bebés.

Pero tranquila, porque no hay nada malo ni en ti ni en tu bebé. Funciona al revés. El comportamiento normal de un bebé sano es el contrario del que en realidad está sociedad nos hace creer.

Solo dándoles lo que nos piden, sin miedo a ¨crear¨ seres caprichos, manipuladores o dependientes, se sentirán merecedores y dignos de amor y de ser amados. De ser quienes son y cómo son.

Solo dándoles nuestro cuerpo, les daremos la seguridad que necesitan para crecer autónomos, libres e independientes.

Solo dándoles lo que necesitan, se sentirán confiados para explorar, sabiendo que nosotras seremos un ¨puerto seguro¨ al que regresar.

Y como tú también necesitas a tu bebé, dándole a él también te das a ti.