Me pregunto si, algún apartado recóndito de su mente, recordará ese paseo, a principios del otoño de 2015.
Me pregunto si recordará cómo enredaba mi pelo entre sus dedos, mientras apoyaba la cabeza sobre mi espalda, intentando no caer dormido.
La familiaridad e intimidad con la que compartíamos nuestros cuerpos, el espacio, los olores y hasta el aire que respirábamos.
Si resonaran en el fondo de su oído, los ecos de las canciones alegres que ese día cantábamos, para amenizar el viaje a casa, cuando las tripas crujen de hambre y hay que despertar el ingenio para evitar una rabieta.
Me pregunto si la sencillez con la que una canción infantil le calmaba entonces el ánimo, le servirá para cuando sepa que yo no puedo salvarlo ni arreglarlo todo.
También a veces me pregunto, si el tiempo será amable conmigo y yo tambien podré recordar…
El calor que ese día me daba su cuerpo sobre mi cansada espalda.
El timbre de su voz llamándome, gritándome y necesitándome como lo hacen los niños. Con pasión, inmediatez e insaciabilidad.
Si podré recordar la suavidad de sus pies gorditos de bebé en mis manos, columpiándose y dibujando los bordes de mi cuerpo, como intentando serigrafiar ese día a modo de tatuaje en mi piel.
Si recordaré lo que era poder sostener un cuerpo entero, una vida, solo con mis brazos.
Me pregunto si seré capaz de recordar los ojos llenos de mi hijo, desbordando amor, admiración y confianza omnipotente en mí.
…
Y entonces, se me comprime el diafragma e intento capturar, de forma consciente, cada insignificancia del día a día en las células de mi piel. Como una náufrago a la deriva conociendo su destino, lo intento desesperada.
Y recuerdo como esa mañana, camino a casa mientras sacaba esta fotografía que nada tiene de instagrameable, entre saltos, risas y canciones, me preguntaba cómo sería yo, la vida, el y nosotros, cercanos los que entonces me parecían tan remotos 10 años.
Bien, pues ese día que ahora se me asemeja ayer, pero que recuerdo difuminado, llegó y es ya hoy. Y solo tengo palabras de agradecimiento para ese almita que, aún hoy, desea descansar a mi lado.
En este febrero de 2023…