¨Por mucho que lo deseemos, el bebé que albergamos en el vientre, no es el que se fue¨
La culpa y la ambivalencia.
En estos momentos es muy común que lo mismo que nos produce alegría e ilusión también nos genere miedo y estrés.
Tienes la legitimidad a estar triste o preocupada a la vez que esperanzada y feliz por este bebé.
Integrar esta ambivalencia supone la intensa tarea de amar a ambos bebés a la vez.
Madres de los vivos, madres de los muertos.