La lactancia forma parte de nuestra vida sexual y reproductiva

La lactancia forma parte de nuestra vida sexual y reproductiva como mujeres, y como tal puede producir sensaciones placenteras.

Sobre las dificultades, las sombras o circunstancias especiales que se pueden ir viviendo a lo largo del tiempo que dure nuestra lactancia, ya se les dedica bien de espacio, así que ahora voy a hablar del placer.

De ese palpitar que a veces sientes y te hace sentir tan culpable. De ese que te dijeron no debías sentir. De ese que te asusta y te confunde. De ese para el que tu cuerpo te ha preparado. Ese placer es habitual, es común, es extendido y es maravilloso.

De esos momentos de conexión que nos da una lactancia disfrutona y disfrutada , con el bebé al pecho, la piel contra la piel, mirándonos a los ojos, escuchando los ruiditos que hace mientras come, sintiéndote plena sabiendo que sois tu cuerpo y tú quienes le alimentáis, quienes estáis haciendo que crezca.

Nada mas y nada menos.

Del placer y orgullo que produce (a la par que crudeza) el ir contracorriente por amamantar el tiempo que te de la gana, como te de la gana , cuando te de la gana y hasta que te de la gana.

De ese sentirse reconfortadas con el propio cuerpo después de quizá mucho tiempo insatisfechas con el, señalándole sus múltiples defectos. De ver todo lo que ese cuerpo, que creías tan imperfecto, es capaz de hacer en realidad.

Del sentiros uno, del sentirse tan necesaria e imprescindible (a la vez que abrumada por la intensidad)

Del saber que estás haciendo un trabajo que nadie podría hacer por tí, ni como tú lo haces de bien.

De la huella indeleble que vas a dejar en su piel, en su mente y en su alma. Aunque creas que no lo recordará.

Te aseguro que su cuerpo lo recordará toda la vida, de alguna manera que aún hoy intentamos descifrar.