Hace días decidí colocar tu ropa. Alguna tan llena de nostalgia, recuerdos, años e historias. De cuerpos de tantos otros. De abrazos, de nanas, de leche y dudas.
Sintiendo la certeza de que ahora estas aquí y esperanzada de llenar la casa nuevamente de alegría. De ilusión y olor a piel nueva.
Pero también de noches en vela, de reorganización, de aperturas y cierres, de miedos y enfados. De la realidad que supone acoger a un nuevo ser. De la fusión, la niebla y la locura que lo acompaña.
Tras tantos meses de dudas, miedo e incertidumbre… De si abrirme y abandonarme al proceso ayudaría en tu acogida.
Aceptando que será como vaya a ser.
En medio de este otoño esperando que la noche me dirija de nuevo a la tierra, al agua y a la vida.