El puerperio me ha pillado por sorpresa.
Parece que se me olvidó que tras el parto, el embarazo finaliza y este empieza. Todo seguidito. Sin tiempo a hacerse a la idea. Sin tregua. Sin casi tiempo a despedirse de ambos y dar la bienvenida a lo nuevo.
Tras nacer Oihan me he encontrado con tanto subidón emocional que, verme 4 días después de repente con una tristeza y nostalgia inesperada, me ha descolocado sobremanera.
Llame a Adi, amiga, vecina y compañera, y entre avergonzada y preocupada le dije que tenía miedo de volver a tener un posparto horrible, que no quería esta tristeza.
El puerperio a cada una nos activa diferentes cuestiones. Yo no había tenido un ¨puerperio saludable¨ hasta este por lo que no había sentido este normal estar ¨tiernita¨, ¨emocionada¨, ¨nostálgica¨, ïnocente¨, ¨vulnerable¨, ¨pura¨.
Echar de menos la vida en el vientre que ya nunca mas compartiré. Ya nunca mas volveremos a ser uno y a pesar de sentir el amor mas puro a mi lado, lloro.
Recordar con nostalgia un parto y bienvenida intensa y perfecta que sucedió hace tan solo unas semanas. No importa cuantas veces lo haya vivido, dar vida es algo tan grande que hace falta tiempo para asimilarlo.
Removerte con el cierre de una lactancia que sabías imposible y que creías ya elaborado, pero que aunque aceptado no significa que no deba doler.
Adi compartió en la intimidad de mi habitación las mas bonitas palabras llenas del amor y mimo que adornan su bonito acento. Emocionada escuchándome tan pura e inocente, como una madre primeriza que no entiende que le pasa, me invitó a despedirme a ratitos, a ser consciente de que el vinculo con nuestros hijos no está determinado por un solo factor…Compartió conmigo su corazón de madre y de psicoterapeuta y supo escuchar el mio poniendo palabras a toda la emoción que este puerperio me esta permitiendo sentir y soltar poco a poco, para despedirme, para no romperme.
Que suerte Adi haberte conocido hace ya un año.