La mayoría de las mujeres apenas tenemos acceso a relatos reales de la diversidad de experiencias que se pueden dar en el posparto ya que, los relatos que existen, son extremos y están caricaturizados a través del cine y la televisión. Por lo que acabamos llegando a él sin referentes. Con muy poca realidad. Con información muy polarizada. Con el anuncio de dodot del bebé durmiendo en su cunita tan feliz. Con poco contenido concreto, tangible y real.
Muchas mujeres tienen un inicio en su maternidad calmado, fácil, lleno de paz y profundo bienestar. En plenitud. El embarazo es sentido como ¨fácil¨ y el parto es vivido con placer y seguridad. Haya sido como este haya sido. El encuentro está lleno de alegría. La lactancia fluye sin mayores dificultades. La maternidad comienza de forma serena.
Sin embargo, en otras ocasiones se necesita asentar la experiencia de parto. Haya sido como esta haya sido. Pero sobre todo, si se siente que algo no ha ido bien. Y de repente, en estas circunstancias, un bebé en el regazo al que debes atender. Acomodándote, sin tiempo para descansar del parto.
Es probable que, en estas circunstancias, estés cansada, dolorida, con sueño. Asustada también por tener a alguien tan dependiente al que puede que ni entiendas.
Con seguridad puede que sea el primer bebé que coges en brazos en tu vida y, eso que te contaron que sabrías hacer o que sentirías ¨instintivamente¨, pues resulta que no es verdad. Seguramente no tengas ni idea de que hacer. Y comienzas a sentirte inútil e incapaz. Y afloran, entonces, la vergüenza por sentir que solo te pasa a ti, la exigencia por creer que ¨deberías saber qué hacer¨ y la culpa ¨por no entender a tu bebé¨
Pero en serio, esto no es lo habitual. No ha de serlo al menos.
Y tampoco te pasa solo a ti.
Los comienzos no son siempre fáciles… ni difíciles: Aunque si puede haber experiencias muy complicadas con las que a veces nos toca lidiar y no nos hace bien esconderlas, el posparto no es un infierno por definición y no está bien asustar a las mujeres embarazadas con este mensaje.
Prepararte para el posparto no evita el posparto: Da igual lo mucho que hayas leído, los talleres y preparaciones que hayas hecho, los hijos mayores que tengas. Siempre se ha de pasar por ello.
El posparto es un viaje: Un período de adaptación y transformación física, mental y emocional. NO vas a volver a ser la de antes y no pasa nada.
La etapa es muy intensa: Las emociones se viven con mucha profundidad y es importante no vivirlo solas. Compartir lo que sientes sin miedo. Llorar para ayudar a integrar la experiencia. Pedir lo que necesitas. Rodearte de otras madres.
Puede ser luz: Un período de reflexión, autoconocimiento y crecimiento continuo e ilimitado. Una nueva tú frente al espejo.
Pero también tiene unas «sombras»: Que son las situaciones y emociones que nunca nos imaginamos íbamos a sentir o vivir. Que nos prometimos que «nosotras no»: Querer escapar. Sentir que te arrepientes de ser madre. Perder la paciencia. Gritar. Decir cosas horribles.
Sobre esta ambivalencia (luz y sombra): No le tengas miedo. Es saludable y forma parte de la experiencia.
El posparto requiere tiempo: Y esto es algo que no suele casar con la sociedad en la que vivimos, en la que esperamos que todo sea fácil y rápido.
Compártelo. Para que las que vienen tras de ti puedan conocer la realidad.
Busca que te cuiden.
Permítete sentirte frágil y vulnerable.
Y no lo vivas más en soledad.