El día que dejas de amamantar

Contarte que:

  • El destete natural comienza a partir de los 6 meses con la alimentación complementaria
  • Todas las mamíferas fomentan el destete
  • Cuando llegue el momento de destetar lo vas a saber al cien por cien.
  • Es importante conocer qué puede pasar y qué podemos experimentar en este proceso.
  • El destete implica cambios en ti y en tu bebé. Ambos vais a tener que adaptaros a la nueva situación
  • El destete que no tiene en cuenta las necesidades de la madre no es respetuoso. El bebé / niño va a tener malestar en cualquier destete si no es lo que él quiere, pero le podemos acompañar.
  • En algunas situaciones puedes buscar una segunda opinión antes de destetar (si no es lo que realmente quieres hacer): con la vuelta al trabajo, por una enfermedad tuya o un medicamento que te han contado es incompatible con la lactancia, porque tu hijo tienes caries o cualquier problema dental y te han dicho que es por la leche materna,

» Hay un día en el que dejas de amamantar…

Se acabará…
… y no habrá más.

No importa si la lactancia duró tres días, cuatro años o 5 meses. El desteté siempre se dará.

Puede que te de mucha pena. O que por el contrario sientas un gran alivio. Sin embargo, lo más probable es que sientas ambas cosas. Incluso que seas tu quien tome esta decisión.

Para llegar hasta ella seguramente habrás hecho un camino. Más largo o más corto. Con más o menos dudas, con más o menos pena.

Durante el proceso puede que te entre un sentimiento de nostalgia recordando a tu bebé pegadito a tu cuerpo esos primeros días o meses, echando la siesta juntos o viendo la televisión. Disfrutando de la playa y el sol en verano. Tapaditos en el sofá, viendo a tus otros hijos jugar al calor del hogar en invierno.

Observando y viviendo la vida.

Recordarás también lo práctico que era amamantar. El poder ir a cualquier sitio y llevar el alimento ya listo para ser administrado.  Por no hablar de esos momentos en los que la teta era la gran aliada, dispuesta a echar un cable y dar solución al cansancio o a la tristeza.

Sin embargo, puede que lo que te de añoranza sea lo que pudo haber sido y no fue. Todo esto que acabo de contar y que imaginabas tu también vivirías y resultó no ser posible…

Fuera como fuera, según vaya pasando el tiempo, y a pesar de haber apagado las máquinas y puesto el cartel de ¨liquidación por cese de negocio¨ a tu vida fértil, puede que se te pasé por la cabeza el tener un hijo más solo para poder amamantarlo.
Puede que paseando por la calle, o en el supermercado, cada vez que veas a una mujer amamantar, te invadan sin poder evitarlo, un montón de sensaciones y anhelos, mientras te preguntas cómo ha podido pasar el tiempo tan deprisa…

Y ahora que la lactancia llegó a su fín, toca encontrar otras maneras de reconocerse y comunicarse.
Toca darse, todo lo que os dabais desde otro canal.
No sin antes celebrarla y homenajearla.
Haya sido como haya sido. Haya durado lo que haya durado.

Los hijos crecen. Y la lactancia (materna o artificial) ha sido una (maravillosa) etapa más de tu / su vida.»