El lenguaje crea cultura, transmite valores y condiciona la experiencia.
Esto es especialmente importante si se recibe un diagnóstico sobre la salud o el desarrollo de tu bebé.
El miedo, la falta de referentes cercanos a los que acudir para reorganizar tu propia posición vital, la prisa que rodea en ocasiones este diagnóstico y otras influencias familiares, sociales o culturales, pueden colocarte en una situación de enorme vulnerabilidad.
Frases y expresiones como ¨malformación¨, ¨vegetal¨, ¨feto malformado¨ o ¨incompatible con la vida¨ no son neutrales. Estos términos usados por el profesional que da el diagnóstico, pueden provocar un miedo intenso al encuentro con el bebé al nacer pensando que puede tener un aspecto físico impactante.
Por esto se puede simplemente, no poner ninguna etiqueta al bebé más que el propio diagnóstico con sus características. Con lo que va a suponer para su vida ese ¨defecto congénito». Con los cuidados que quizá vaya a requerir, las necesidades que vaya a poder tener. Y en definitiva, con lo que va a suponer para las personas que le queréis.
Ya que estos diagnósticos no van a darte en muchas ocasiones, el grado de afectación del bebé y si una gran incertidumbre pronostica, los ¨puede que…¨, ¨es posible¨, ¨quizá…¨, ¨parece que…¨, puedes escucharlos de forma continua durante el duro proceso.
⭐️Nadie que esté vivo, aún y siendo dentro del vientre materno, debería ser clasificado NUNCA como ¨incompatible con la vida¨.⭐️
Fuente: Gómez-Ulla, Pilar y Contreras García, Manuela (2022). Duelo Perinatal. España. Editorial Síntesis.