Llevamos vidas llenas de obligaciones, deberes y responsabilidades. De esta manera, el papel del disfrute queda reservado a un tiempo muy pequeñito a la semana( fines de semana y vacaciones) y para la vivencia de alegría y bienestar, es muy necesario.
Somos muy cumplidoras e inflexibles con nuestras obligaciones, deberes y compromisos. Conseguimos sacar tiempo y cumplirlos casi al cien por cien, pero no nos acordamos casi del placer y del disfrute. Haciendo que nuestro día a día pueda ser aburrido y pesado.
Cuando además somos madres, podemos encontrar momentos de placer y disfrute compartidos con los hijos, pero el nuestro como mujeres individuales adultas, queda relegado a un plano muy lejano
Las actividades placenteras y de disfrute y el tratar llevarlas a cabo o participar en ellas con regularidad, nos pone en la necesidad de poner la atención en el momento presente para poder saborear el bienestar y el placer de dicha actividad.
Muchas personas sentimos muchas veces, que nuestra cabeza siempre esta en otro sitio: estamos en el trabajo y pensamos en estar en el sofá, estamos cenando y pensando en irnos a la cama…Presas del pensamiento del futuro (ansiosas) o del pasado/recuerdo (nostálgicas)… Pasando el tiempo de esta manera, con la mirada puesta en otro sitio. Así se hace imposible disfrutar de nada, incluso con la actividad mas placentera delante.
Poner atención a estas actividades en el momento presente, generalmente nos va a permitir estar mucho mas relajadas en cualquier tipo de situación y saborearlas conscientemente: escuchar esa música prestándole atención, degustar un plato, jugar con nuestros hijos disfrutando… Y en cuanto al placer y el disfrute, nos va a permitir saborear esa alegría de forma mucho mas intensa.