
Ser ¨de verdad¨ nos hace libres
Cuando me convertí en madre, me pareció tal impacto vital que necesitaba compartir la experiencia. Los miedos, las dudas, la culpa. Ver que no era la única que creía cometer cagadas constantemente, que se sentía sobrepasada y culpable; y que a la vez se encontraba maravillada por el amor, el deseo de cuidar y acompañar y sorprendida por la experiencia gozosa que suponía hacerlo. Pero lo que casi siempre me encontraba era con ¨te cuento esto¨ pero ¨esto otro no¨. Con el mito de la madre perfecta, la madre respetuosa SIEMPRE. Con silencio frente a mi sinceridad. Con soledad. La