En esta imagen acaba de nacer una madre ¨oficialmente¨. Un madre que quizá ya se sentía madre, antes de la experiencia de parto. Quizá ya antes del test positivo. Una madre que llevaba años soñando con ese bebé. Que ya se sentía madre sin ningún hijo en el regazo. O una madre que quizá necesita tiempo para asimilar su nuevo rol. Una madre a la que puede que la maternidad le haya venido casi de sorpresa. Una madre que pueda verse asustada o se sienta sobrepasada al sostener por primera vez a ese bebé. Una madre sorprendida por esas emociones

Te sujeto en mis brazos recordando que tan solo unos minutos antes flotabas dentro de mí. Te escucho, huelo y siento. Todo lo que tu eres y representas. Compartimos miradas. Esas miradas tan profundas desde esos ojos tan negros. La intimidad de tu cuerpo y el mío. La piel nueva contra la piel que anhela. La absoluta intimidad en lo que tu y yo nos estamos conociendo. El deseo tan profundo que sentimos ambos por estar juntos. Y compartir estas primeras horas bajo esta luz tenue de esta primera noche que quedará grabada en algún rincón de nuestras vidas para

El posparto es intenso, profundo, real, incómodo, fisiológico, necesario. El posparto te arrolla, te envuelve, te desequilibra, te enloquece, te revuelve, te mece, te transforma. El posparto lo vivimos todas las mujeres puérperas sin excepción. Forma parte natural del proceso de convertirse en madre. El posparto es sentirse en una especie de otoño eterno, de noche y en soledad. El posparto al igual que el parto, suceden. No se pueden evitar. Lo que si se puede es prepararlo. Informarte, reorganizarte para ello, buscar sostén, reforzar tu entorno, buscar una red, darte tiempo y vivirlo con la mayor calma y aceptación